🦠 Las Fieras, de Vincent Mariette

Las Fieras: una película dentro de la que quiero vivir. Julio, o agosto. Una criatura felina mitológica hace desaparecer a gente en un camping en el sur de Francia. Tremenda presencia de Lily-Rose Depp, y qué atmósfera. Eso sí: qué ganas también de vida y de distancias poco prudenciales. Casi se puede respirar el verano a través de la pantalla. [En Filmin]

🦠 Southland Tales, de Richard Kelly

Southland Tales, la segunda película dirigida por Richard Kelly -el director de Donnie Darko-, es un despropósito lamentable y pretencioso -muy pretencioso-, una distopía de dos horas y media con armas nucleares, zepelines, energías cuánticas locas, agencias de información más locas todavía, conspiraciones de «neomarxistas» punk, muchas banderas, efectos que ya eran baratos entonces y que han envejecido fatal, un guion sin sentido, numeritos musicales que en fin, un Justin Timberlake que da vergüenza ajena y un intento de parodiar y de crear situaciones disparatadas «de autor» que sale mal. Vacío. Toda la película es un MacGuffin. Lo mejor: The Rock. La protagonizan The Rock y el actor que hacía de Stifler en American Pie. Hay cosas de Donnie Darko, dimensiones, fines del mundo, revelaciones, ojos perdidos y tal, pero en ridículo. Buf.

Crónicas asincrónicas de la UFC 2

Alhamdulillah: si la entrepierna del Cáucaso Norte de Khabib Nurmagomedov ya descansa sobre tu cara, mejor ve pensando en qué vas a cenar después del combate, porque está todo perdido. Existe una creencia muy arraigada en el imaginario popular masculino que afirma que liarte a puñetazos -solo puñetazos- con otro tipo hasta dejaros la cara hecha un cromo, mientras sea solo a puñetazos, es algo «noble»: a muchos de los compadritos que piensan así, ver a dos hombretones sudados y en calzones abrazándose en el suelo buscando someterse les incomoda. No lo sé.

¿Aversión a la lucha grecorromana por la famita de los griegos? ¿Reminiscencias inquisitoriales del pecado nefando? ¿Masculinidad frágil? La cosa es que la dialéctica cuerpo y cuerpo de los contendientes en el suelo del octógono la sigo en nueve dimensiones, las cuatro con el tiempo y los cinco sentidos. ¿A qué huele que el águila de Daguestán te doble el brazo en el tercer round hasta ganarte con una llave kimura que detiene el árbitro por el bien de tu hombro?

Khabib golpea a Johnson, pero cada golpe es un trámite: el ruso avar le pide que se rinda, no quiere seguir pegándole. Ríndete ya, le dice, sabes que tengo que luchar por el título. Lo merezco. No es una interpretación de su mirada: lo dice de verdad. En unos minutos se calará el gorro papaja de lana que viste su pueblo, y agradecerá y atribuirá la victoria al dios de la Hégira, porque él solo es un hombre, aunque cuando se te echa encima parezca el destino.

Crónicas asincrónicas de la UFC 1

MMA no es MDMA: Khabib Nurmagomedov, campeón invicto de peso ligero en la UFC, es ruso y musulmán, de la etnia avar de Daguestán, algo así como el anticristo para muchísimos seguidores de esta fórmula videojueguesca de lucha que son las Mixed Martial Arts, que comenzaron a alcanzar su popularidad actual de un modo bastante salvaje y estereotipado con la premisa de buscar al luchador definitivo (de ahí UFC, Ultimate Fighting Championship, empresa principal de explotación de las MMA) mezclando artes marciales, de tal manera que nobles señores con kimono, tipos con aspecto de estar violando la condicional, tailandeses con las espinillas curtidas a base de muay thai, rudos brasileños del jiu-jitsu o musculosos anabolizados en speedos -aquí fardahuevos- se daban de lo lindo en un ring octogonal.

Ahora la cosa se ha pulido y ha mejorado mucho a nivel técnico, normativo, estético, y por supuesto, lucrativo, y aunque la sangre corre con facilidad hacia la lona, Facebook ha podido bombardearme sin complejos ni restricciones con vídeos de combates y mejores nocauts hasta que he llegado a sentir una extravagante fascinación por el luchador ruso campeón mundial de sambo y ahora de MMA y su particular forma de ganar, pegando poco y abalanzándose a las piernas de sus rivales al primer descuido, llevándolos al suelo y dejándolos indefensos con esa mezcla de lucha grecorromana, convicción úrsida y experiencia sometiendo plantígrados desde pequeño, como -no es broma- se ve en un vídeo añejo en el que practica wrestling con un oso.

Pero sin duda el mejor momento de Nurmagomedov el avar -avar es como les llaman los azeríes, ellos prefieren maaruli-, es la cara de moñeco que le dejó a Drake cuando tras vencer al arrogante «Notorious» Conor McGregor aplicándole un tremendo mataleón hasta rendirlo, lanzó el protector bucal al equipo del irlandés y saltó del octógono hasta sus cabezas liando un pandemónium monumental por culpa de unos insultos referentes a su procedencia y religión con los que le habían regalado los oídos durante todo el combate: de golpe el pobre Drake, que había ido de público y seguro confiaba en una victoria de McGregor, entendió por qué a Nurmagomedov le llaman el águila, allí con cara de tonto y a la sombra de su prodigioso vuelo.

Postdiluviano [fanzine]

POSTDILUVIANO es mi NUEVO FANZINE [gratuito]: nueve historias oscuras a propósito de Todos los Santos que podéis pedirme, descargaros aquí o recoger en Librería Bartleby o Llibreria Ramon Llull: la verdad tras la riada escuchada en el bar Torino, el Tío Carranc que se arrastra furtivo entre las rocas del puerto, la nación oculta de brujos y magas y el olor a rastrojo quemado o la monstruosa fortaleza bajo la arena desde el Cap de la Nau hasta la desembocadura del Ebro.

Si lo descargáis podéis imprimirlo en A3 (su tamaño natural) o en A4 (un folio de la impresora de casa) y seguir las instrucciones a continuación para plegarlo y que quede en su justa encuadernación. Son solo tres pasos: lo dobláis como se explica, le pegáis un tijeretazo donde se indica, hacéis el movimiento que se describe y a leer. 

Me hará muchísima ilusión recibir fotos vuestras con el fanzine.

Fanzine, por cierto, que come de la iniciativa Espanta la por! Per Tots Sants, monstres valencians y que ha sido diseñado por un muy ingenioso Cristian Domínguez.


Instrucciones

1. Descarga el fanzine aquí.

2. Imprímelo en un A3 (su tamaño natural) o en A4 (folio de impresora de casa de toda la vida) por las dos caras.

3. Ve plegándolo de tal modo que quede como se indica en la secuencia de fotos. Fíjate que habrá un momento en que tendrás que realizar un corte con las tijeras.

Ahora tienes que coger la parte superior derecha del relato I con la punta de los dedos de la mano derecha, y la punta superior izquierda del relato VI con la mano izquierda, y tratar de acercarlos en el espacio que quedará en el interior del fanzine cuando esté como vemos bajo. De esta manera el fanzine quedará como un pequeño libro con los relatos ordenados del I al VI, y con los tres restantes en el interior.

Eso es todo.

Calç blanca, negro carbón

A la familia de calciners de Llutxent de Toni Canet les decían los Cachanos por el diablo, a los carboneros de Formiche Alto los Zahumaos: yo había ido a la inauguración de la Mostra de València [#LaNostra] a celebrar el Mediterráneo cinematográfico y a conocer un homenaje póstumo y me he encontrado con una conmoción en el palco terciopelo rojo del Principal, no había visto nada de Canet ni sabía por qué decían en la presentación quienes le conocieron que podía «levantar una pared de piedra o escribir un bello poema», tampoco por qué el cine, la tierra y la amistad eran factores canetianos, y entonces se han apagado las luces y Pep Gimeno «Botifarra» -cuya voz telúrica conocí en unas lejanas fallas en Arrancapins- y el gutural y sísmico Miquel Gil cantaban que es mejor construir hornos de cal que «segador d’arrós i que em piquen les cuquimanyes» en su pueblo frente a un templo del fuego en ciernes del que sacarán el mineral blanco de la cal.

Calç blanca, negro carbón: en Formiche Alto Canet rinde culto a los últimos carboneros de los de antes, vaya si saben también hacer fuego en Teruel, saben cantar y materializar volcanes a escala con su escalera hasta la cima, entonces pienso que Werner Herzog es el Toni Canet alemán por eso de los volcanes y el parentesco narrativo, porque como decía su hija era sobre todo un gran contador de historias como esta de los oficios ancestrales, porque la película trata de la construcción de dos hornos y es un retrato de despedida a unos tiempos que se apagan con las últimas hogueras y con las últimas vidas que alimentaron. Qué gozo ver a hombres y mujeres parcos en palabras hablar y reír y entenderse en el lenguaje del trabajo, compartir sus trece años, hay que ver cómo de afines a la tierra y a los árboles son sus cuerpos, qué bien cantan jotas con la cara negra de zahumao, qué finas las aclaraciones ecológicas de Canet y qué catarsis la del final de la película con un aquelarre de flamenco magmático frente al éxtasis del fuego antes de que sus llamas alquímicas y los últimos humos de un presente pasado se desvanezcan del todo.