En todas partes encontramos a colectivos de personas que reciben el calificativo de Antisistema. Pero, ¿quién lo es verdaderamente? ¿Y anti qué sistema en concreto? Esta gente, «los antisistema», acojonan (permitidme la expresión), a abuelas y a un determinado sector de la sociedad. Su nombre les hace evocar a horrendos y sucios jóvenes, que cóctel Molotov en mano, atacan a la policía, roban bolsos, no se duchan, e incluso escupen fuego por la boca. Y comen niños. El antisistema es una persona que no cree en nada, según el saber popular, y que gusta de holgazanear de forma improductiva. Esta concepción es la misma que se tuvo de los beatniks en su momento (aquí conocidos como ye-yés), en EEUU. Se les atribuían toda clase de crímenes horrendos, como la perversión de dulces jovencitas, de la que se hicieron eco grandes cabeceras del momento. El mismo término beatnik es despectivo. Curiosamente, con el paso de los años, este país reivindicó este movimiento como propio, al ser el caldo de cultivo de grandes obras de la literatura universal.
Pero volvamos al motivo de este post. A políticos y periodistas se les llena la boca con esta palabra. Tiene algo morboso, es peligroso, da miedo. Además, como tiene mala prensa, es muy fácil generar la opinión pública deseada, metiendo en el titular este calificativo. Cabe destacar su estrecha relación con el okupa, maleante escindido del colectivo Antisistema, cosa que deduzco al ver como se matiza esta distinción en varias noticias que he podido leer recientemente. ¿Qué le pasa al joven antisistema? ¿Quiere acabar con todo porque sí? En los telediarios patrios se puso muy de moda llamarles también, en un alarde de buen periodismo, antitodo. Verídico, consulten los archivos y hemerotecas. Pero al parecer, alguien con dos dedos de frente debió decirles que eso ya no colaba. ¿Cómo se puede ser antitodo? Detestando hasta lo más nimio supongo, será alguien que odia con toda su alma qué se yo, la cerveza o las toallas de baño por ejemplo. Decía hoy un compañero, Sergi Tarín, en una columna para L’Informatiu, con motivo de la calificación de antisistemas, por parte de la prensa, a los asistentes en las manifestaciones que convocaba Salvem el Cabanyal, lo siguiente:
«Clar que per a ell (Peralta) no hi havia veïns, sinó antisistema perillosos. Antisistema defensant les lleis del sistema.»
«Claro que para él, no había vecinos, sino antisistema peligrosos. Antisistema defendiendo las leyes del sistema.»
Porque los antisistema defendían una resolución del Tribunal Supremo. Qué extraño. Será que los antisistema, como otras tantas cosas, se han desvirtuado. O tal vez es que la antisistema es la señora alcaldesa de Valencia, que vulnera lo que el sistema dice. Los antisistema son los padres.

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