Puede que creas que la escultura no está hecha para ti, que no es una disciplina artística que logre atrapar tu atención. Puede que nunca le hayas prestado atención y que no te resulte sugerente. Pues bien, eso va a cambiar de inmediato en cuanto veas el perturbador trabajo submarino de Jason DeCaires.
DeCaires es un escultor inglés que tuvo la maravillosa idea de exponer su obra bajo el agua en el Caribe. Basándose en el principio de no alterar el ecosistema, sino contribuir a su conservación, este artista crea sus esculturas a base de materiales que permiten que los corales se instalen en ellas y las hagan crecer de forma orgánica. La experiencia es única, sus figuras son modificadas por las formas de vida autóctonas, otorgándoles una nueva dimensión sobrecogedora e irreal. Si bien su trabajo ha sido ampliamente reconocido, también ha recibido críticas por el empleo de formas humanas en el lecho marino, a las que el autor responde lo siguiente: ‘Estoy tratando de retratar cómo la intervención humana o la interacción con la naturaleza puede ser positivo y sostenible, un icono de cómo podemos vivir en una relación simbiótica con la naturaleza. Creo que tenemos que abordar algunos de los problemas cruciales que se producen en los océanos en este momento y mediante el uso de formas humanas puedo conectar con un público más amplio’. Algunas de sus obras más espectaculares, como The Silent Evolution, pueden verse en el museo subacuático MUSA, en Cancún, al oeste de Isla Mujeres, en cuya fundación participó activamente. DeCaires, que se crió entre los arrecifes de Malasia, es también buceador y fotógrafo. Uno de sus trabajos que más me ha impresionado es The Listener, una escultura creada con orejas fabricadas en un taller con estudiantes locales de Cancún, que cuenta con un equipo de sonido capaz de escuchar y grabar las voces del mar y almacenarlas en un disco duro. Sin duda, un artista fascinante al que todavía le queda mucho recorrido.
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