Acabo de terminar Meridiano de Sangre, de Cormac McCarthy. Cualquier cosa que pueda decir acerca de esta obra la va a desmerecer. Simplemente hay que leerla. Pero sí hablaré de uno de sus personajes, por no decir El Personaje. A caballo (nunca mejor dicho) entre filósofo, científico, músico o políglota, el juez Holden es más que una persona, una presencia. Un inmenso nómada albino, sin pelo, sin pasado, atemporal. Me cuesta escribir esto porque no quiero contar ningún detalle que le pudiese restar un ápice de sorpresa a un futuro lector del libro. Holden es la esencia del libro, de la humanidad. Parece conocer todos los entresijos del alma humana, es un maestro de la comunicación, y la encarnación de la inteligencia social. Se le puede analizar desde infinitos puntos de vista, desde innumerables perspectivas. Se le puede detestar, admirar, comprender, o temer. A mí me ha fascinado. Lo peor de todo (o lo mejor), es que no existe más que en el papel. Lo que me lleva a pensar que su creador, McCarthy, es un perturbado, y un genio a la vez.
El juez Holden
Comentarios
2 respuestas a «El juez Holden»
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Te odio, quiero leerlo ya!
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No tan perturbado XD, echale un vistazo a esto:
http://cuandohablodeficcion.wordpress.com/2012/03/26/meridiano-de-sangre-ii-el-diablo-que-vino-del-oeste/
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