El nacimiento del nuevo mesías cibernético, palabra demodé pero de gran significado, que es Internet, así como su evolución a la red 2.0, redes sociales, et al, supuso el fin del underground cultural, al despojarlo de su sentido. Citando a Frank Zappa: «La Cultura Oficial sale a tu encuentro, pero al Underground tienes que ir tú». A día de hoy, el underground, o lo que era considerado así hace tiempo está en todas partes. Ya no es cierta la afirmación de Zappa, en cualquier recoveco de la red puedes toparte con alguna manifestación de la «cultura alternativa» a modo de pop-up publicitario. El mismísimo Robert Crumb, heraldo de lo contracultural, forma parte del mainstream, sin entrar a valorar este proceso. Tras la época dorada del underground, hemos vivido, y a día de hoy persiste, una etapa de rockstarsismo, o malditismo, en palabras de mi buen amigo Iván Vergara. Nos encontramos autores de cualquier disciplina que tratan de vender su imagen de perturbado y atormentado, en plataformas como el EP3. Es paradójico que comercien con su supuesta condición de autores al margen con medios de masas, o eso me parece a mí. El underground de los 70 ya no existe, es algo obvio, y el malditismo no es una alternativa, es la corriente oficial. Al fin y al cabo, esta pose «alternativa» no es más que un reflejo de la cultura posmoderna, que creo, sería interesante superar, pero ya lo hablaremos más adelante. Otro amigo me comentaba el advenimiento de la ultramodernidad, no sé bien en qué consiste.
Estamos anclados a un pasado artístico que ha desaparecido. Con ello no quiero decir que no hayan nuevas propuestas, todo lo contrario, hay muchísima gente haciendo cosas muy interesantes. Y a eso voy. Lo contracultural no es el individualismo, en absoluto. Lo contracultural ahora, precisamente, es el asociacionismo entre artistas. No hablo de reivindicación social, ni tiene ninguna connotación política lo que digo. Hablo del apoyo entre autores, editores, productores, y un largo etcétera de gente involucrada en movimientos de distinta índole. El underground murió, y resucitó. Se reencarnó. Ahora lo que se encuentra bajo el suelo de lo institucional, oficial o predominante es la colaboración. El new underground ha llegado, y tiene hambre.
El underground ha muerto, ¡viva el underground!
Comentarios
Una respuesta a «El underground ha muerto, ¡viva el underground!»
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Eso es. Dejémonos de manifestaciones contracorriente por obligación. Dejemos paso a los que solamente quieren expresar al público sus obras. Olvidémonos por un momento de «Rays Lorigas» y arrimemos el hombro para que este apoyo mutuo entre artistas no quede en nada. El poder es nuestro. Y tenemos que aprovecharlo.
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