Leía esta mañana un artículo del New York Times, que tiene una sección de cultura envidiable, así como la de Le Monde, acerca de uno de los cambios que introduce la lectura de ebooks en sustitución de los libros impresos. El artículo se titula, In E-Book Era, You Can’t Even Judge a Cover.
Para quienes entendemos el libro como oscuro objeto de deseo, desde una perspectiva fetichista, las portadas de los libros son algo básico. Quienes coleccionasen vinilos lo entenderán. El cambio del vinilo al CD supuso una gran pérdida estética. Con los libros va a pasar algo similar. La lectura de un ebook, que no discuto, tiene grandes ventajas, tiene la contrapartida de que mata toda la parte visualmente atractiva de los libros. La satisfacción de oler el papel, disfrutar con una maquetación o un diseño distinto y original, o el indiscutible placer de ver el trabajo de un fotógrafo, impreso, desaparece. Fotografías, ilustraciones, pierden parte de su encanto. Habla el artículo también de como el ebook elimina elementos sociales del libro, como la posibilidad de que alguien se interese por tu lectura al verte en el transporte público, por ejemplo, leyendo un ejemplar de cualquier obra. O el hecho de que puedas emitir tus gustos literarios al exterior, y que estos puedan ser percibidos por un congénere. El ebook es mucho más hermético. Aniquila esta faceta sociabilizadora de la lectura. Por supuesto también, dificulta mucho el trabajo de editores y publicistas, que van a tener que recurrir a nuevos métodos para atraer compradores a su producto, ya que las portadas eran un anzuelo para pescar lectores indecisos. Todo esto se perderá, como lágrimas en la lluvia, que decía el androide. Una lástima.
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