El advenimiento del animal del fin del mundo ya ha acontecido. Llegó a mi casa a una hora muy temprana, envuelto en cartones como un mesías corrupto y peligroso. El mensajero titubeaba temeroso, algo se agitaba en el paquete que llevaba en los brazos. Cuando lo recogí, se me heló la sangre en las venas. La presencia del nuevo ser me dominó. Rasgué rápidamente el adhesivo que lo aprisionaba y lo dejé libre. En un instante, estaba fuera, encaramado a mi mesa de trabajo, poderoso, irascible, sensible, trágico. Gemía o aullaba un nombre: Carlos Lopezosa. No pude más que rendirme a su poder y hacerle algunas fotos. Me dijo que próximamente, tal vez el 21 de octubre, se presente en sociedad para deleite de sus acólitos. Hasta el momento, se cobija en una esquina de una habitación.

Animal Omega, de Carlos Lopezosa

Publicado por Eduardo Almiñana

Escritor y terrícola.

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