Una historia de presentaciones

9/06/2011

No me canso de hablar de Macabro. No me canso de ver a Abelardo presentar su novela, sobre un asesino de ancianas tan humano que aterroriza. En esta ocasión, unos ponentes amantes de la obra. Jorge Juan, prologuista del libro, se encarga de romper el hielo. Cuenta al público cómo descubrió a Abelardo: leía una noticia de sucesos escrita por este, y quedó maravillado por el tratamiento que el autor daba al trágico acontecimiento. Cuenta que pensó, algún día debería conocerle, y efectivamente, así fue, sellando una amistad que todavía perdura, en el extinto local Anomia (término neuropsicológico que hace alusión a la dificultad de algunos individuos para recordar el nombre de las cosas), en una fiesta de esas que se recuerdan.

A continuación, la escritora Eva Peydró descompone Macabro en una gama de olores rancios y húmedos. Abelardo asiente con la cabeza, sonriendo y mirando hacia abajo. Ha dado en el clavo. Esta novela es una novela de lo olfativo, es posible seguirla con la nariz en lugar de con los ojos, cual perro sabueso en busca del rastro que precede a la catástrofe.

Abelardo habla y el ambiente se torna humo y se enrarece. Miro a mi alrededor y ya no estoy en Café Malvarrosa. Me encuentro caminando por una calle sórdida y oigo pisadas tras de mí. Me giro y no hay nada, pero podría haberlo habido. Esa posibilidad, ese terror a lo factible y cotidiano, es el eje de la última novela de Abelardo Muñoz.

12/06/2011

Han pasado unos días y vuelvo a presentar un libro. En esta ocasión todavía no lo hemos recibido, falta ultimar unos detalles, pero de igual manera, se ha hecho, ante un público venido incluso desde Castellón. No hace falta tener en la mano Corazones de manzana, de Alicia Martínez, para poder deleitarnos con su sabor agridulce. Si Macabro es una novela de olores, este poemario se lee con el sentido del gusto. Prologado por Enrique Falcón, verso a verso la autora desgarra el tejido oculto y efímero de la injusticia y el dolor; pero también reconstruye la figura de su abuelo junto a una acequia de chocolate (por encontrarse al lado de una fábrica de chocolatinas), a la que van los niños del pueblo.

La historia de este libro es tan sugerente como su título. Alicia perdió la libreta donde lo había escrito. Previamente, un ordenador averiado había acabado con sus trabajo poético de años. Su frustración duró hasta que alguien se puso en contacto con ella (por fortuna había escrito algunos de sus datos), para devolvérsela. La libreta había vuelto, repleta de ilustraciones. La unión fue irreversible, imposible de deshacer, por ello, Corazones de manzana es el trabajo de Alicia Martínez y Fransini. Sin distinción.

En la presentación nos acompaña también Sefa Bernet, de mirada cálida y amable, amiga y lectora de Alicia, que efectúa un análisis sincero y cercano sobre el libro que próximamente nacerá al papel. La Feria Alternativa rebosa de vida y arde de calor. Dentro de una carpa, unos temerarios hablan de poesía y de esperanza.


Comentarios

2 respuestas a «Una historia de presentaciones»

  1. Fue una presentación estupenda y llena de poesía muy especial, de la que llega al corazón…de manzana y al otro. Yo disfruté enormemente.
    Y me alegra ver que os han gustado mis fotos!!!
    Un beso.

  2. Querida Amelia, no sólo las fotos. Vuestra compañía fue crucial aquella tórrida mañana bajo la carpa de la Fira Alternativa. Muchísimas gracias. pronto estaremos en Castellón con el libro bajo el brazo. Besos y corazones de manzana para todos

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