Javier Gayet y yo nos conocimos hace ya tiempo, en una de las fantásticas fiestas Sofá Underground a la que asistí para recitar fragmentos de un incipiente Rockland. Al terminar, me comentó que le gustaría que llevásemos a cabo juntos un proyecto híbrido entre fotografía y relatos, en el que ambos elementos fuesen indisociables al estar entreverados hasta lo más profundo.
No puedo comentar todavía demasiado, pero anticipo algo: la cámara es una cámara de placas. El ritual de trabajar con ella es maravillosamente artesanal. Os dejo unas instantáneas de la primera parada en el camino de este recorrido conjunto. ¡Disfruten!