Antología

Según me contó un amigo, propietario de una sala de conciertos de Valencia y amante de África, lugar a donde escapa siempre que puede, hay una expresión en swahili que define perfectamente la razón por la que llevo un mes -puede que más- sin escribir prácticamente nada, y eso incluye este blog. Son dos palabras únicamente, curiosamente, muy parecidas a nuestra expresión análoga. Pole pole, poco a poco.

En este tiempo de ausencia, que sobrevino justo después de un periodo de escritura frenética, se ha marchado una persona de gran importancia en mi vida, a la que desde aquí quiero hacer un homenaje adjuntando una foto que resume cómo fue su espíritu siempre: libre, salvaje, beatnik, puro, piedra ligera, como diría León Felipe.

Fuensanta Díaz Pintado

En todo este tiempo en que esta libreta digital ha tenido tiempo para respirar y oxigenarse, he cumplido veinticinco años, nada más y nada menos; y también los ha cumplido María. Ha ocurrido además que dos buenos amigos nos han regalado un viaje a Roma que tendrá lugar próximamente, y si hablamos de amigos, diré que he comprobado que tengo muchos, que están ahí y que son y somos una familia. He conocido a una gran cantidad de gente nueva en estos últimos meses, han aparecido proyectos que o se han materializado ya o están en proceso de hacerlo, he leído, hemos publicado un fantástico libro de poesía –Repartir los huesos/Caridad y claridad, de Rafael Escobar-, ha llovido, ha salido el Sol, hemos llorado y reído, y de alguna manera, todas estas circunstancias y más que ahora no recuerdo, han configurado el contexto perfecto para creer más que nunca en que debo escribir, independientemente de lo que venga. Tengo una idea en la cabeza, una idea con forma de personaje, que me persigue desde hace tiempo como acosaba Patrick Bateman (protagonista de American Psycho), a su creador Bret Easton Ellis en Lunar Park. No quiero decir su nombre de momento, pero pronto elevaré mis brazos al cielo con la mirada perdida y podré gritar It’s alive! mientras la criatura abre los ojos. Que no se me olvide contar que como fuente de inspiración para esta historia nonata, he abierto un espacio, Preternatural Feeling, donde espero encontrar casi sin quererlo, matices para esta futura novela.

 Edu Reptil

Voy a terminar porque este post podría ser un libro y no era esa la intención. Quería que fuese un nexo que me permitiese retomar la actividad, y creo que ya está hecho. Ahora, a esperar el mañana con una taza de café.

Bonus:

Rafael Escobar Sánchez


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