Habrás observado que algunos animales, como los calamares o camaleones, son capaces de cambiar de color en determinadas circunstancias. Esto se debe a la acción de los cromatóforos, unas células con pigmentos en su interior que reflejan la luz. Tanto los pájaros como nosotros los mamíferos, tenemos células de este tipo, los melanocitos, pero no molan tanto como los melanóforos, nombre que reciben aquellas con las propiedades que hacen famosos a los miméticos reptiles mencionados al principio. Pues bien, tras esta explicación viene lo bueno: cromatóforos bailando al ritmo de Insane in the brain, de Cypress Hill.
La explicación a esta locura la dan los amigos de Backyard Brains, autores del experimento:
‘Un iPod reproduce música mediante la conversión de música digital a una pequeña corriente que se envía a los imanes pequeños en los auriculares. Los imanes están conectados a conos que vibran y producen sonido. Como se trata de la misma corriente eléctrica que las neuronas utilizan para comunicarse, cortamos los auriculares y en su lugar, colocamos el cable en el nervio de la aleta. Cuando el iPod envía las frecuencias graves (<100 Hz), los axones de los nervios tiene suficiente carga para encender un potencial de acción. Esto a su vez causa que los músculos de los cromatóforos se contraigan. Nos sentimos obligados a señalar que la música que hace saltar a las células de calamar no ha sido audible durante el experimento. Eso es porque toda la corriente que normalmente habría sido convertida en sonido se estaba canalizando hacia las células. Pero incluso con la pista en una capa sobre el vídeo después del hecho, el experimento es una demostración muy convincente de los puntos en común entre la biología y la tecnología.’ (Creo que me ha quedado una traducción bastante precisa, pero si veis algún error, don’t panic!)
Pues eso es todo. Cromatóforos bailando Insane in the brain.
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