Hoy estoy cansado, pero satisfecho. Este puente me ha servido para yacer tranquilo con mi pareja, jugando a las cartas, viendo la cancelada Los 4400; pensar por el puro placer de hacerlo, sin ninguna finalidad específica; leer, o dar largos paseos con el perro.
Estos días han sido un intermedio entre el estreno de Punto ciego, el cortometraje de Juan Facundo Veiga que tuve el placer de producir, y las próximas funciones de la obra de teatro, El afilador de pianos. Al primer evento acudieron un centenar de personas, que llenaron la Sala Matisse y nos brindaron su atención en una noche que con toda seguridad no olvidaré. El director había venido expresamente desde Colonia, donde se encuentra estudiando un posgrado de dirección cinematográfica en su prestigiosa escuela de arte. Un éxito rotundo, alegría, reencuentros y cine. Además, contamos con el concierto del maravilloso Aidan Bartley, músico irlandés afincado en Berlín, que nos compuso parte de la BSO, y que venía a presentar su nuevo disco, Silhouettes.
El sábado y el domingo de esta semana volvemos a presentar El afilador de pianos, en la sala de la Fundación Carolina Torres. Animo a todo el mundo a acudir, la información está unos posts más abajo. La representación, a cargo de Teatre del Sense Trellat, es espectacular. La visión del texto de Paco Zarzoso es precisa al milímetro. El equipo está formado por CJ Cebrián en la dirección, y Javier Sahuqillo, Jaume Nieto, y María del Plata Bertasi en cuanto a los actores. Un servidor reptil desempeña el cargo de productor ejecutivo. Teatro made in Valencia.
Aquí abajo adjunto unas foto del estreno del cortometraje, y con esto me despido como he llegado, tranquilo, sin pretensiones, relajado. Mañana ya comenzará el estrés. Pero mañana será, por el momento voy a ver el sexto capítulo de The Walking Dead, para sustituir después el finiquitado El Señor de la luz, de Roger Zelazny, por Mesías, de Gore Vidal. Buenas noches.
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