Ha llovido mucho desde la última entrada de este blog (literalmente). Me he licenciado finalmente tras un curso letal de 120 créditos en la llena de oportunidades carrera de Periodismo, más conocida como la fabricante de viudas en el argot portuario-universitario. Sigo con la revista El Metropolità, que además ahora es también medio digital (voilà); Editorial Cocó aumentará su familia de celulosa próximamente; Punto Ciego se estrenará en diciembre con toda probabilidad (ya daré más datos del estreno, pero promete sorpresas); y recientemente he hecho el más difícil todavía, un salto sin red, la producción de una obra de teatro, El afilador de pianos, de Paco Zarzoso, que se estrenará el 21 de octubre, a las 19:30 en la sala Matilde Salvador, de La Nau. Además me he apuntado a japonés para poder leer a mi tótem Murakami (Haruki, aunque también Ryu) en su lengua original, dentro de un par de evos quizás, para así resarcirlo de alguna manera de la tropelía cometida contra su persona, al no darle el porrón de euros del Nobel que ha ganado Vargas Llosa.
Agradecimientos u homenajes
Debo agradecer a Javier Sahuquillo varias cosas. En primer lugar el haberme invitado a dar una clase en la Universidad de Valencia, de la que he logrado escapar como alumno, en la que hablaré sobre la Generación Beat y la Guerra Fría; en segundo lugar por hacerme leer casi contra mi voluntad Los santos inocentes, de Miguel Delibes, tras lo cual he descubierto que él (el autor) y yo, hablamos idiomas distintos, así como que los Reyes Magos existen, y Delibes es uno de ellos. Los otros dos siguen siendo mis padres.
Recomendaciones
No se pierdan cómo me han capturado mirando de forma libidinosa a Catwoman en Levante-EMV, pueden leer mi reseña sobre esta exposición (75 años de DC Cómics), en elmetropolita.com. ¡Ah! Y escuchen también Wonderful Life, de Black, para descubrir que el otoño ya ha llegado. Au revoire.
Y no olvides el trabajo pendejo, digo pendiente en tus próximas obras de papel… Sí.
felicidades! creo que eres el ejemplo perfecto de ese dicho que dice » a qui no te feina, Déu li dona»
un beso