Amigos, muchos ya conoceréis qué es Slaughterhouse, pero por si todavía hay algún despistado en la sala, lo resumiré brevemente. Slaughterhouse es un vórtice espacio-dimensional que se encuentra en la calle Dènia, número 22, en el barrio de Ruzafa (Valencia). Este enclave tiene la facultad de engullir a todo viandante que pase cerca de su radio de acción, transportándolo automáticamente a una carnicería literaria y sideral muy parecida a esas junglas de las portadas de novelita de Bruguera, con chica atada a un poste y marciano aproximándose.
Los Slaughter de Slaughterhouse llevaban una vida apacible; cuando no estaban inmersos en algún negocio de contrabando galáctico con jawas, vendían soma en la puerta de colegios. Toda esta felicidad se truncó el día que apareció el caza-recompensas de turno, un Boba Fett del Ayuntamiento que les obligó a hacer una serie de reformas con un fin -hasta que la ciencia no avance- incomprensible. Se dice que el Bosón de Higgs podría arrojar claridad sobre este asunto. La cuestión es que para llevar a cabo este trabajo, necesitan fondos, y por ello es necesario que les ayudemos a forrarse. Puedes hacer tu colaboración a través de su página web, ellos por su parte, te invitan a una cerveza por cada dos euros que dones. Si lo piensas, es como anticipar unas cuentas, una línea de crédito para birras futuras. Yo necesito que sigan existiendo porque quiero más carteles como este que monté sobre cartón porque no me llegaba para marcos y clavé burdamente en la pared.
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