Hacía tiempo que no veía nada tan divertido como Troll Hunter. La premisa es sencilla, el gobierno de Noruega oculta en sus bosques más profundos la existencia de trolls, que viven escondidos y al margen de los humanos. Pero alguna clase de interferencia ha hecho que algunos de ellos atraviesen las fronteras de su territorio, poniendo en peligro a la gente de las poblaciones más cercanas. A su vez, un grupo de estudiantes trata de rodar un documental (de ahí la estética de la película a modo de mockumentary) sobre la supuesta caza furtiva de osos, y para ello persiguen a un enigmático personaje que resulta ser cazador en efecto, pero no de plantígrados. Como decía, divertidísima; ligera, entretenida y sin pretensiones. Geniales también los momentos cómicos relacionados con la sangre cristiana. Nunca verás igual a David el Gnomo.

Publicado por Eduardo Almiñana

Escritor y terrícola.

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