¿Por qué?

Donnie Darko es probablemente una de las películas que más me han gustado nunca. Sé que hay en ella cabos sueltos, que tal vez deja insatisfecho al espectador que necesita ver todo resuelto. Pero a mí me encanta. Tal vez por eso me aventuré, luchando contra el sentido común y la experiencia, a ver su secuela, cuya protagonista es Daveigh Chase, en el papel de Samantha Darko, la misma actriz que ya le diese vida a la hermana pequeña del protagonista de la homónima película original, Donnie Darko (2001). Dirigida por Chris Fisher, que cuenta en su haber con cintas como Nightstalker (2002), S. Darko cuenta la historia de una descarriada Samantha, que tras la muerte de su hermano, vio como su vida perdía sentido, y por ello, se lanza a la carretera junto a su amiga Corey, yendo a parar a una localidad repleta de tópicos llamada Conejo Springs. Allí les espera un guaperas resentido con la vida por la desaparición de su hermano pequeño, conocido como Randy, interpretado por Ed Westwick, de la serie Gossip Girl; un increíble (en el peor sentido de la palabra) demente veterano de Irak, al que todos llaman Jack Irak [sic], que ha perdido la cabeza por las atrocidades cometidas en la guerra, encarnado por James Lafferty, de One Tree Hill; y un nerd totalmente fuera de contexto, al que da vida Jackson Rathbone, uno de los vampiros segundones de la saga Crepúsculo. Una vez allí, comienzan a tener lugar una serie de acontecimientos totalmente estrambóticos, sin sentido, que intentan jugar con la teoría de los universos tangentes de la primera película. Road movie, ciencia ficción, terror, y series juveniles se mezclan para dar lugar a un cóctel explosivo a la par que nefasto. No contento con engendrar esta asombrosa amalgama, el guionista trata de crear unos personajes basados en jóvenes atractivos y despreocupados, a los que sin embargo quiere dotar de una profundísima concepción de la realidad y sus oscuridades, provocando todo tipo de diálogos funestos, vacíos de contenido, e irreales por completo. Tan pronto se lanzan insinuaciones coitales de quinceañero, como discuten acerca de las tribulaciones humanas más insondables. Todo en una misma conversación.

En cuanto al trabajo de los actores, por otra parte, cabe destacar la infumable falta de credibilidad de la protagonista, así como la cara de tipo duro perpetua de Westwick; sin olvidar al asustado Steve Urkel particular del film, o al absurdo loco del pueblo, que pasará a los anales de la historia como uno de los personajes menos trabajados del cine. Entre tanto caos, brilla el cameo de Elizabeth Berkley (Nomi Malone en Showgirls), como perversa beata local, una de las pocas cosas positivas, junto al cartel, de esta demostración de aquello de segundas partes nunca fueron buenas.

Por último, y como ejemplo de falta de talento, la desmedida cantidad de guiños a Donnie Darko, en un afán de parecerse a la historia que da sentido a esta continuación que realmente no hacía ninguna falta.


Comentarios

2 respuestas a «¿Por qué?»

  1. A mi también me encantó Donnie Darko. Por supuesto no veré esta película de la que hablas, y no veas tú tampoco Eclipse si es que tenías pensado hacerlo, ya te digo yo que es lo más aburrido y cursi del mundo!

  2. Jajajaja, y cuando viste Eclipse, ¿no habían cientos de adolescentes gritándole a la pantalla?

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