Violencia en protestas IES Lluís Vives

Brutalidad policial en Valencia (20/02/2012) #IES Lluís Vives

Me he devanado los sesos durante mucho tiempo tratando de entender qué pasa por la cabeza de un antidisturbios, y la única conclusión a la que he llegado es que absolutamente nada. Hace falta ser una persona con escasa actividad cerebral para poder perpetrar las atrocidades que esta unidad lleva a cabo en cualquiera de sus actuaciones. ¿A quién defienden con tanto fervor? ¿Son unos privilegiados que quieren conservar su estatus? ¿Son políticos? ¿No tienen hijos en escuelas precarias, o sobrinos, o hermanos en el paro, o padres con pensiones menguadas, o parejas a las que afecta la reforma laboral? Me refiero a estas cuestiones porque sé que por supuesto no se podrán plantear nada más allá de estos problemas locales, no pido siquiera que traten de entender el resto de miserias del planeta. Como decía, me lo he preguntado en muchas ocasiones y la única respuesta posible es que no se hacen preguntas. Su única ambición es la violencia, da lo mismo que seas la mano derecha represora del mismo que se ríe de ti, si te dejan pegar a alguien, bien está.

Las pruebas de acceso al Cuerpo Nacional de Policía son de aquella manera, con una entrevista completamente aleatoria que sirve para seleccionar este tipo de perfil, el que luego podemos ver golpeando a niños. Animo a todo el mundo a que pegue un vistazo en foros y vea qué tipo de preguntas se realizan en estas pruebas, para las cuales las academias de formación de oposiciones preparan hasta el psicotécnico de los aspirantes. Sé de primera mano que esto es así, y así funciona. No sé cómo será en otras ciudades, pero en Valencia, tenemos un problema grave con la arrogancia y violencia de la Policía Nacional. No se puede hablar con ellos, no se puede discutir nada, no se puede preguntar; simplemente se puede acatar, callar o recibir, o ser detenido. Todo el camelo de que su labor es proteger a la gente pierde toda la credibilidad cuando tienes que correr para que no te den una paliza por pedir una educación de calidad.

Ayer llegué sobre las cinco y media a la calle Colón, donde estaba mi pareja, que ya había tenido que correr un buen rato para que no le pegasen estos caballeros. Nos desplazamos al Parterre, y de ahí a la Puerta del Mar, y de esta rotonda tuvimos que escapar corriendo ante la carga sin contemplaciones de los defensores de la sociedad. A la vuelta a San Agustín, un panorama desolador, nuevas carreras incluso dentro de la Estación del Norte, y finalmente una brutal carga a lo largo de Guillem de Castro, con furgones acelerando hacia la gente y frenando en el último momento, pelotas de goma y muchas espaldas y cabezas golpeando sin escrúpulos a las indefensas porras. Desde la primera carga hasta la última, mismo modus operandi, furgones apareciendo masivamente y agentes bajándose en marcha con la porra en el aire dándole a cualquiera que pasase por allí. El amigo con el que fui para allá recibió la llamada de otro amigo, que acababa de bajar del autobús y ya tenía a un policía pegándole porrazos; como este, mil testimonios de violencia estatal descontrolada. Mucha gente denunció que las furgonetas subían a la acera poniendo en riesgo a todos los que se encontraban en ellas, de hecho no fue poca la gente que tuvo que apartarse en el último momento ante el peligro de ser atropellados. Los helicópteros mientras tanto, vigilando desde el aire a los peligrosos ciudadanos que provocaban graves trastornos, imagino que en los cerebros tipo encefalograma plano de los antidisturbios, insensibles a todo.

Hacia las diez nos fuimos, agotados por las carreras y la tensión, decidimos volver a casa a reponer fuerzas, puesto que hoy la lucha sigue. Después de cenar, repasamos lo que se había dicho y vimos fotos y vídeos, que he seleccionado para ofrecerlos en esta entrada, para que quede constancia (aunque afortunadamente el material está teniendo una gran difusión) de qué pasa cuando reclamas tus derechos, para que el mito la Policía está ahí para protegerte sea desmontado, y para que quienes dicen aquello de no todos son iguales despierten, si eres del cuerpo y no denuncias o te sales o directamente vomitas ante lo que adjunto a continuación, eres cómplice. Ahora a ver qué repercusión tiene todo esto y qué ocurrirá hoy, no estaría de más que la Fiscalía de menores actuase de oficio contra estos salvajes que han vulnerado todo tipo de derechos elementales, como que un abogado asista a un menor detenido, o que sus padres puedan ponerse en contacto con él. En cualquier caso, estos eventos que estamos presenciando significan algo, que la gente no se resigna a aceptar esta dictadura encubierta en la que quieren que vivamos.

Fotos (vía Levante-EMV, allí salen los autores)

Violencia en protestas IES Lluís Vives

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