Hoy es un día de esos en los que no faltan noticias. Hoy los medios van a tener que guardar en el cajón los estrenos de cine de sus empresas, incluso puede que hoy el mesiánico Barça-Madrid pierda algo de relevancia. Los días de verano envidian las portadas de hoy. Porque esta mañana, parte del mundo amanece (otros lo han hecho ya) con las filtraciones masivas de Wiki Leaks, que le van a sacar los colores a muchos diplomáticos y funcionarios de EEUU. Espionaje a la ONU, perfiles de Putin, Sarkozy, Erdogan, Berlusconi. Información sobre los planes del país del American Way of Life respecto a Irán, el temor de sus aliados árabes; datos sobre cómo se quiere aislar a Chávez, o sobre lo trasnochado y romántico que es Zapatero, son algunas de las perlas que se encuentran en estos cables. Este caso, ya apodado como el cablegate, ingenioso y original juego de palabras con el famoso Caso Watergate, supone un hito en el conocimiento público de los tejemanejes ocultos de las embajadas.
Al margen de esto, CIU ha ganado las elecciones catalanas, el PSOE ha caído y Montilla ha sido arrastrado por la inercia, el PP ha subido, Laporta llega al Parlament; y esta noche, como decíamos, el duelo, que da casi tanto que hablar durante la semana previa como un suspiro de Belén Esteban en un programa de la prensa rosa.
Entre todo este tumulto informativo, entre la maleza de esta selva mediática, que acapara y acaparará primeras planas un buen tiempo, un detalle, una destello que se ha apagado como se funde una bombilla. Leslie Nielsen ha muerto. Descubro la noticia con estupor, quedo afectado, una mala noticia para este lunes. Si no el mejor, uno de los mejores cómicos de la historia ha fallecido, y como broma final, tal vez haciendo honor de la humildad que le atribuían los más allegados, y que creo, debía ser cierta, ha decidido hacerlo público un día como hoy, para no levantar demasiado revuelo ni provocar demasiadas muecas de dolor. Lo suyo eran las de risa. Ha decidido hacerlo hoy tras fallecer víctima de complicaciones en una neumonía, a los 84 años. Protagonista de más de un centenar de películas y de obras de teatro, el actor de origen canadiense, con sesenta años de profesión a sus espaldas, se ha marchado dejando un legado de carcajadas tras él. Te envidio Leslie Nielsen, te envidio de verdad, porque, ¿no es sino la pretensión de pasar por la vida dejando alegría y no dolor, buenos recuerdos y no rencor, la aspiración que debería tener toda persona? Tú lo has conseguido. Te descubrí viendo Aterriza como puedas en casa de mis abuelos, y recuerdo perfectamente el momento, el instante en que reía en un contexto tan emotivo para mí. Elegiste un mal día para dejar de fumar, Nielsen. Como despedida, esta elegía en forma de post, y un vídeo para no terminar esta lectura con mal sabor de boca. Cambio y corto.
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