Maradona sí es una persona cualquiera

Nunca he sido un gran seguidor de las venturas y desventuras del legendario Diez argentino. Tampoco he visto toda la filmografía del director serbio Emir Kusturica. Pero ayer, tarde lluviosa de domingo, vi el documental Maradona by Kusturica (2008), por recomendación expresa de mi pareja, de ascendencia tucumana.

Mucho se ha hablado recientemente de Diego Armando Maradona a raíz de sus “polémicas” declaraciones en el Mundial de fútbol. Se le ha criticado por activa y por pasiva, particularmente en España, país en el que vivo. Aquellos días de locura en que la selección patria ganó el campeonato, parecía que gran parte del éxito consistió en la derrota de Argentina, selección con una trayectoria e historia muy superior a la “nuestra”, mal que les pese a algunos. No pasa nada, no es cuestión de establecer diferencias porque sí, es simplemente la realidad. ¿Por qué de repente ese odio? ¿Simple rivalidad deportiva? No. Lo que ocurrió es que los españoles no sabemos animar ni ganar. Esto tiene una explicación a su vez. Mientras los argentinos apoyaban a su selección incondicionalmente y hasta el final, los españoles, ante la derrota contra Suiza, ya cargábamos todos nuestros miedos en un rifle, y fusilábamos al equipo, pensando que de nuevo sobrevolaban los pájaros de mal agüero de ediciones anteriores del torneo sobre nuestras cabezas. Gente que un día antes aseguraba que España ganaría sin problemas y con toda seguridad el Mundial, se rasgaba las vestiduras y se tornaba desconfiado y cínico, para una vez obtenida la victoria posteriormente contra Holanda, decir aquello de “yo siempre creí en estos chicos”. Por otra parte, en los bares, la gente parecía no divertirse viendo el fútbol, se tenía la misma cautela que se tendría en la sala de espera de un hospital, esperando los resultados de una operación a vida o muerte de un familiar. Queríamos ganar, era nuestra oportunidad. Casi se sufría más que se disfrutaba. Las expectativas eran altísimas, algunos medios extranjeros nos habían dejado en evidencia ante la derrota inicial. Era necesario triunfar esta vez. Pero en medio de todo este padecimiento, se olvidaba por el camino que en el deporte la victoria es importante, pero también lo es la diversión. En los bares donde se citaban argentinos (nuestro archienemigo al parecer en el campeonato), la gente reía, chillaba, bebía, cantaba. Vi todos los partidos de la selección española, y o tuve muy mala suerte, o puedo aventurarme a decir que no tenemos el espíritu de hincha muy interiorizado. Esto no es muy distinto a la falta de compromiso que mostramos (yo incluido) en otras muchas facetas de la vida. Nos falta una pizca de pasión.

Volviendo al meollo del asunto, Maradona fue vilipendiado en todos los medios, y la gente asimiló el mensaje sin cuestionarse nada más. El Diez es un personaje nada discreto, por supuesto. Pero, ¿de veras merecía todos los palos que recibió desde aquí? Algunas de sus palabras fueron estas, pero les aviso que según comprobé, pueden herir sensibilidades y provocar paradas cardio-respiratorias, cuidado si llevan marcapasos:

“Venían aquí como campeones y ahora tienen problemas para clasificarse.” “Parecía que había que darles la copa antes de empezar.” “Todavía no se ha visto a la España que todos esperamos”.

¿Horroroso verdad? Si la gente se detuviese a leer, se daría cuenta de que tenía bastante razón. España llegó como favorita y sí, llegó a tener problemas para clasificarse. Los medios decían (lo pude oír en la radio), que si este Brasil era el que iba a plantarle cara a España (antes de que “La Roja” llegase a jugar incluso), que Argentina no era rival, y un largo etc. de declaraciones, de las que no nos engañemos, todos fuimos espectadores. No creo que Maradona detestase a nuestros jugadores, simplemente opinaba acerca de todo el revuelo mediático que se había generado. La última que he adjuntado, no sé, es que me parece bastante positiva. Cuando dice “que todos esperamos” se incluye a sí mismo. Ergo, pensaba que España podía jugar mucho mejor. ¿Es malo eso?

Me alegré mucho de que la selección española ganase el Mundial, lo celebré, pero me pareció deleznable que en lugar de alegrarnos por la victoria exclusivamente, nos alegrásemos también por la derrota de otros, y nos cebásemos sin compasión con una persona que ha hecho méritos de sobra en su carrera futbolística, habiendo jugado además en nuestra liga. La razón de estos ataques, en definitiva, envidia insana y corte de digestión mediático. Como ocasiones en que el Valencia CF ha ganado un título y los cánticos han sido puta Barça, puta Cataluña.

 

El ángel caído

Maradona es un personaje amado y odiado por el mundo entero. Sus seguidores se cuentan por millones, y sus detractores no son pocos. Esto no es más que la carga del héroe. Ser un personaje público de tal magnitud conlleva esto, y difícilmente podremos entender lo que debe ser levantarse cada mañana siendo Diego Armando Maradona. De su afición a la cocaína en un periodo de su vida, se ha hablado mucho. Aquí en el país en que vivo, he sido testigo de burlas, mofas varias e insultos por su adicción. Curiosamente en Valencia en concreto, mi ciudad, las drogas van que vuelan, desde la Ruta del Bakalao hasta ahora, por no hablar de los anabolizantes. De hecho, yo vivo a doscientos metros de lo que era hasta hace nada el Hipermercado de la Droga de la ciudad. Es más, gran cantidad de la gente que se reía de él o esgrimía su drogodependencia como razón sesuda de por qué lo detestaban, consumían cocaína cuando salían de fiesta, o han llegado a tener problemas con ella. Pero voy más allá. Que alguien sea adicto a una droga no es motivo de risa, es un drama, y si no, que se lo pregunten a las madres, padres, esposas, maridos o hijos/as de un toxicómano. A todo el mundo le puede ocurrir, quien crea que está exento de esta posibilidad, que se dé una vuelta por cualquier centro de desintoxicación. Maradona consumía cocaína, al igual que muchísima gente, incluidos menores a cascoporro.

Emir Kusturica, director consagrado a la par que no exento de polémica, quiso conocer a fondo a este icono viviente. Las personas, aunque sean famosas y salgan mucho por televisión, no son de acero, y sí, aunque algunos no lo crean, tienen familias y sentimientos, se equivocan y aciertan, lloran y ríen. Si les pinchas, sangran. ¿Qué llevó al director serbio, autor de obras como Underground, a perseguir a Maradona durante varios años? Ni más ni menos que el afán de ofrecer al público una visión humana del semidiós en que se ha convertido debido al amor de sus seguidores. A lo largo de una hora y media, Kusturica va desgajando momentos de la vida del futbolista, desde sus orígenes hasta su periodo de adicción, mostrando con pelos y señales los peores momentos de esta época, con declaraciones de un Diego que reconoce compungido y con los ojos vidriosos cómo se perdió los mejores momentos del crecimiento de sus hijas. Dos personas tan dispares como el músico y director de los Balcanes, y el jugador argentino, acaban teniendo una relación estrecha y sincera, pese a las reticencias iniciales de Maradona, que perseguido siempre por cámaras y micros, se ha vuelto algo desconfiado.

Otro de los momentos estelares del documental, es aquel en que se aborda la implicación política de Maradona. Cabe destacar que este es otro de los argumentos recurrentes para atacarle, una más de las sinrazones colectivas. ¿Cuántos de quienes les critican se han parado a escuchar lo que dice? Pocos, seguro, porque ahora, en esta era, se estila mucho eso, oír campanas y no saber bien por dónde van. Estoy convencido de que muchos de quienes defenestran a Maradona por su ideología, no piensan de hecho de forma muy distinta a él. Claro está que muchos otros, antagonistas y diametralmente opuestos a su forma de pensar, lo detestan con conocimiento de causa. ¿Es abominable que Maradona rechazase un premio otorgado por EEUU, para aceptar otro simultáneo en Cuba? ¿O que rechazase conocer al príncipe de Inglaterra por ser representante de un país con un buen palmarés de invasiones y colonialismo? Él piensa así, como tantos otros, y además es bastante coherente. Bien es cierto que en otros aspectos de su vida a lo mejor no lo haya sido tanto, pero ¿eso anula lo anterior? ¿Quién es totalmente, o al menos, en un veinte por cien coherente en sus acciones respecto a lo que dice o piensa? Da lo mismo, es mucho más sencillo ver la paja en ojo ajeno que la viga en el propio. Nos encanta maltratar a quienes están en la palestra, lo merezcan o no (particularmente pienso que no se puede valorar en términos absolutos), porque son una piñata sobre la que desahogar todas nuestras frustraciones diarias, provocadas por una vida con injusticias que no se pueden cambiar (enfermedades por ejemplo), pero también por otras que sí se pueden sólo que son más difíciles (distribución aberrante de la riqueza en el mundo). Sobran insultos, y falta acción.

 

Los medios no son inocentes

Quien a estas alturas de la película todavía crea que la información de un medio (toda) no responde a algún interés, es un ingenuo. Los deportes son también un arma arrojadiza. El ataque o la defensa de alguien no es algo casual. Hoy eres un ídolo, mañana un paria. En función de lo que más venda. ¿Nadie podía reflexionar acerca de las palabras de Maradona y explicarlas en contexto? Por supuesto que sí, pero si el que manda no quiere, no hay tutía. Era mucho más práctico generar un sentimiento primario, como la rabia, en el público; que promover el criterio personal, la reflexión y la elaboración de una opinión propia. Fast thinking amigos, como el fast food del que todos echamos pestes.

-Deme un menú de opinión política, con un refresco de odio visceral contra un país, y un paquete de seis unidades de miedo y ansiedad.

-¿No quiere postre? Por un euro tenemos nuestro nuevo helado de borreguismo irreverente.

-Venga, va.

En definitiva, vean si pueden este documental, que abre mentes y además entretiene. Y si después sigue desagradándoles Maradona, perfecto, cada uno es libre de opinar lo que quiera. Pero opinar no es hablar, hay una sutil diferencia. Yo no puedo opinar sobre física cuántica, porque no sé. Puedo si acaso articular alguna serie de frases sin sentido. ¿Se puede opinar de alguien a quien ni tan siquiera nos hemos molestado en conocer?


Comentarios

3 respuestas a «Maradona sí es una persona cualquiera»

  1. Buenas Edu!

    A ver, me gustó lo que escribiste, como todo, pero bueno hay cosas en las que no estoy del todo de acuerdo… Maradona ha sido el mejor jugador del mundo pero eso no quita que es un gran impertinente, por ello si él pierde, la gente se alegra. Es un clásico en el mundo futbolístico. Si Mourinho pierde, la gente se alegra. El personal, en definitiva, se alegra de que pierda aquél que le cae mal…

    En cuanto a las declaraciones, no te digo sólo en contra de España, que ahí como tu dices no es que fuesen nada del otro mundo, que sí inoportunas en mi opinión; si no que no dejó títere con cabeza durante el último Mundial…

    Algunas frases…
    «España sería la mejor de todas si en el fútbol no hubiera porterías»
    «Vamos a jugar al fútbol. A los alemanes vamos a enseñarles a jugar fútbol, porque ellos solo saben correr». «Nosotros jugamos al fútbol con una pelota o un baloncito, que es lo más lindo y sagrado»
    O sobre cuestiones de nacionalidad….
    «Siempre tuve una relación distante con él [habla de Platini]. Hola, chao. Sabemos como son los franceses, y Platini es francés y se cree más que todo el mundo. No le di bola nunca»

    Salva

    1. Desde luego Maradona es un tipo bastante impertinente en ocasiones, no cabe duda. Esa descalificación hacia los franceses es tonta, como cualquier generalización. También se hacen muchas sobres los argentinos, o sobre los españoles. No pretendo poner a Maradona como un tipo intachable, simplemente que la gente vea que no es ni un Dios ni el Diablo.
      Un abrazo!

  2. Muy bueno Edu, gracias por dejarme ver tus letras. En varios aspectos pensamos igual, tambien me gusta mucho que hables desde la imparcialidad y tratando de ser objetivo (si es que eso existe jejeje, maldito Nietzsche!!!).
    Te envidio por eso!!! es algo que no puedo hacer pensando (o sintiendo) a Maradona. Es muy triste la analogia que voy a citar, pero soy una especie de mujer maltratada… haga lo que haga, siempre lo voy a querer. Tal vez por ser el tipico argentino, que ve en una victoria de futbol, el summun de las pocas alegrias que hemos tenido como pueblo. A diferencia de los españoles, no somos catalanes, vascos, gallegos, etc. Somos argentinos y punto, y no esperamos a ganar un mundial para saber que «estamos un poco mas unidos». Entonces… sabiendo lo que somos [un pais de inmigrantes muertos de hambre, gauchos y asesinos de los verdaderos dueños del lugar, (es por eso que no tenemos razgos tan aborigenes…)]. Solo desde ese lugar puedo, sentirlo. El campeonato del 86, solo nos sirvio para salir a las calles, y ser aun mas felices gracias al gol mas bonito de la historia. Fue un hermoso nepento para la realidad economica del pais, el indulto a los militares, etc., para gritar vamos Argentina… Un poco mas de pan y circo… De hecho repartian la caja «PAN» y muuuuucho futbol.
    Vimos «resuelta» nuestra triste guerra de las malvinas (ya no mas don’t cry for me Argentina, yeahhhh, uhh digo seeee). Nos sentimos un poco menos heridos, un poco menos robados, un poco menos victimas… gracias al gol de Diego. Triste, no?
    Esto es casi quedarme en pelotas… jajaja, pero es «una» realidad, y como se vivio por alla, en el sur. Ese es el inconciente argentino, fuimos estigmatizados por D10S y por eso estamos con argentina a «muerte», ganes o pierdas nunca dejaras de ser argento, y la diferencia esta entre llorar o… llorar.
    Maradona fue nuestro AK-47, y en nuestra mediocridad, dio un balazo en la corona de la reina.
    Ademas en el mundial de Italia 90, jugo con el tobillo destrozado y no hay nada mas bonito que un heroe herido, que aun sigue luchando; topico?!?! jajaja con las mazas o masas, eso funciona muy bien…
    Por eso reitero… dentro de nuestras miserias, Diego nos hizo felices y en nuestra mediocridad de pais violado y robado, pudimos saber que en algo eramos muy buenos.
    argentina no seria Argentina, sin Maradona, sin Gardel, sin Fangio, sin el Che, sin Borges, sin Sabato, sin Storni, sin otros grandes y maravillosos etc. que nos hacen saber que nuestra sangre es celeste y blanca, y no azul y roja como nos hacian creer en biologia jejeje.
    Ese es el populismo maradoniano, y lo que nos lleva a pensar… un argentino es solo eso… Maradona es nuestro Prozac?

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