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Suite4

Ayer por la noche fui por primera vez al ballet. Me tocaron dos entradas por compartir un enlace de la página de Facebook de Escénica, para la obra Suite4, constituida por 4 piezas, una primera de Nacho Duato, otra de Ramón Oller, otra de Hilde Koch y una última a su vez fragmentada en varias partes, de Ohad Naharin.

Acudir a un teatro siempre tiene un encanto especial que viene del mero hecho de habitar por dos horas en sus butacas rojas. A María y a mí nos tocaron unas entradas en el primer piso, desde donde la estancia parece abrirse inmensa. No sabía bien que iba a ver, y lo prefería. El espectáculo comenzó con Jardí Tancat, de Duato. Una pieza espectacular en la que los bailarines te llevan en volandas a través de la pasión a orillas del mediterráneo, que casi podías oler, mientras tu oído se perdía en la profundidad de la voz de María del Mar Bonet. Un principio abrumador. A continuación, Estances, de Oller, en un escenario casi carente de escenografía, en el que los protagonistas se transformaban en olas de mar para contar miles de historias con sus cuerpos. Lo siguiente, Torque, de Koch, el misterio en su máxima expresión. Música, proyecciones y coreografía para convencerme de que la danza es la poesía de la carne. El concepto misterio, en su acepción más abismal, interdimensional, oscura, ambigua, eterna; es la mejor definición que me viene a la mente para tratar de explicar esta pieza. Para terminar, Two duets & two trios, de Naharin. Un final perfecto, si el espectáculo comenzaba y seguía con la tradición, en esta última parte pasamos a formar parte de un trayecto a través del progreso, la confusión identitaria que acarrea en ocasiones el mismo, para llegar a un futuro amable, vivo y armonioso en technicolor. La música de Pan Sonic, y el fragmento en el que suena, geniales. Tal vez sea mi imaginación y en absoluto se pretendiese, pero este fragmento en concreto, uno de los tríos, me evoca lo mejor del cyberpunk, lo cual me cogió desprevenido y tal vez por ello me gustó todavía más.

Esta es mi interpretación de lo que vi, no me importa como siempre digo si tiene un sentido definido, creo que lo magnífico del arte es poder interpretarlo libremente. Apuntar también que me parece asombrosa la preparación de los bailarines, años y años de ejercicio y ensayos, para lograr la perfección en el movimiento, una coordinación sobrenatural, elegancia, precisión, delicadeza, sensibilidad, y un sinfín de cualidades que hacen que les admire más que nunca. En esta disciplina artística no puede existir la mediocridad, por definición. Para poder hacer esto tienes que ser sí o sí extremadamente bueno, de lo contrario, no puedes. Con esto concluye esta breve reseña de Suite4, si tenéis la posibilidad, no dejéis de asistir. Ahora espero poder acudir a ver Drácula si me lo permite el presupuesto.

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Comentarios

2 respuestas a «Suite4»

  1. He llegado a tu página a través de un link en el facebook de Irene Grau.
    Soy bailarina y me fascina oir las impresiones de los que ven danza por primera vez.
    Sin duda me quedo con esto de tu texto:

    «la danza es la poesía de la carne»

    Gracias por esta frase de inspiración!

    Salut!
    Irene

  2. Avatar de edureptil
    edureptil

    Gracias a ti por el detalle de leerme, me alegro de que esta humilde reflexión sobre la danza te haya gustado! La verdad es que a continuación vi Drácula, y tengo claro que quiero seguir aprendiendo acerca de esta disciplina. Me encanta.
    Salud!

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